
La Radio de la Música
A pocos días de las elecciones legislativas, el mapa político de Santa Cruz parece abrir paso a un escenario inusual: el reparto de bancas podría no repetir la lógica de dos para el ganador y una para el segundo, sino dividirse entre tres espacios.
<pSegún distintos relevamientos y observaciones territoriales, las dos principales fuerzas -Por Santa Cruz (Daniel Álvarez) y el Frente Fuerza Santa Cruz (Juan Carlos Molina)- podrían retener una banca cada una.</p
La incógnita se concentra en el tercer lugar, que podría disputarse entre Pedro Muñoz (Coalición Cívica-ARI), Leo Roquel (PRO) y Jairo Guzmán (La Libertad Avanza).
Aunque en ese tramo, Pedro Muñoz se destaca por su nivel de conocimiento en toda la provincia. Ex secretario general de ADOSAC y actual diputado provincial, combina presencia en Río Gallegos con un fuerte arraigo en Caleta Olivia, su ciudad natal.
Su perfil sindical, junto a un posicionamiento crítico frente al gobierno nacional, le otorgan un diferencial que podría atraer votos del centro y de la izquierda moderada.
Además, frente al oficialismo provincial mantuvo en la Legislatura una cuota de independencia -no acompañando todas las iniciativas del Ejecutivo-, y respecto del kirchnerismo, su postura ha sido siempre claramente crítica.
En cambio, la candidatura de Leonardo Roquel enfrenta el desafío de una identidad política difusa, situada entre el radicalismo y el PRO. A esto se suma que, en la zona norte, su figura es percibida como representativa de un sector más bien capitalino o riogalleguense, lo que limita su proyección territorial.
Por su parte, Jairo Guzmán carga con el desgaste creciente de la gestión nacional de Javier Milei, afectada por sospechas de corrupción y por los efectos concretos del ajuste económico en la provincia y en todo el país. Desde el PAMI -organismo que él mismo dirige- hasta la situación económica general, la gestión libertaria atraviesa un clima de malestar social que repercute en su figura.
A ello se suman ciertos gestos de soberbia hacia periodistas o dirigentes críticos, que deterioraron aún más su imagen pública.
Las sucesivas crisis -desde el caso Libra, pasando por el repudio generalizado al desfinanciamiento universitario, los vetos a programas para personas con discapacidad y los recortes al Hospital Garrahan- deterioraron la imagen del oficialismo nacional y, con ella, la del dirigente libertario en Santa Cruz.
A esto se agregan los escándalos por presuntas coimas, con menciones al llamado "3%" que involucra a Karina Milei, y el narcoescándalo de José Luis Espert, quien fue candidato en la misma línea.
Todo ese contexto, junto al ajuste económico cada vez más visible en la provincia, reduce las posibilidades de Guzmán de alcanzar una banca.
En el electorado provincial también pesa la percepción de que Guzmán actúa más como representante del mileísmo que de Santa Cruz; y que, llegado el momento de elegir entre Milei o la provincia, optaría por lo primero.
Volviendo a la figura que emerge en este tercio, la de Muñoz, mostró coherencia en sus posicionamientos y una línea de trabajo que lo diferencia dentro del panorama opositor. En la Legislatura Provincial se manifestó en contra de la entrega indiscriminada de los recursos naturales a las grandes corporaciones, votando en la Legislatura contra la adhesión al RIGI.
Del mismo modo, defendió el financiamiento de las universidades públicas, los programas destinados a personas con discapacidad y los fondos del Hospital Garrahan, cuestiones que en la agenda nacional fueron objeto de recortes.
En el plano territorial, desde fines del año pasado volvió a poner sobre la mesa un proyecto que conoce de cerca: la reactivación del acueducto Lago Buenos Aires, iniciativa que llega en momentos críticos por la falta de agua en Caleta Olivia.
Frente a rivales de menor presencia y con campañas más acotadas, la figura de Muñoz gana peso en el electorado del centro político, especialmente entre votantes desencantados de las opciones tradicionales. Su crecimiento podría proyectarse en sectores que buscan una voz firme en un escenario polarizado.
El riesgo para Muñoz, sin embargo, reside en quedar demasiado anclado en el "centro" en una coyuntura marcada por el malestar social, donde una parte del electorado -cansada y enojada- tiende a premiar discursos más duros y posiciones más estentóreas.
De todos modos, todos los candidatos compiten por el mismo universo de votantes santacruceños desencantados, afectados por la caída del consumo, la pérdida de días de clases por los conflictos docentes, el deterioro del empleo, el aumento de las tarifas y el costo de vida en general.
Santa Cruz cuenta con casi 297 mil electores, de los cuales 187 mil votaron en la última elección, lo que deja un segmento importante de abstención y voto en blanco. En los días finales de campaña, el desafío será convencer a ese electorado silencioso de que hay candidatos capaces de representarlos realmente en el Congreso -sin intermediaciones, sin jefaturas políticas ni acuerdos con el oficialismo nacional.
LVN